Cuando pensamos en un accidente de coche, pensamos en un vehículo homologado como turismo, o quizá en un vehículo industrial. Todos ellos pasan duras pruebas de choque y tienen avanzadas asistencias a la conducción. En definitiva, la seguridad juega un papel fundamental en la decisión de compra. Sin embargo, en vehículos como los cuadriciclos pesados o ligeros, la seguridad parece ser una consideración secundaria. Y en el vídeo que os vamos a enseñar queda demostrado que no debería serlo: es un crash-test absolutamente terrorífico.
Se trata del crash-test de un carrito de golf, llevado a cabo por EuroNCAP en 2014. La circulación con un carrito de golf no es legal en carretera abierta en España, pues no es un vehículo matriculado. No obstante, sí puede circular libremente en espacios privados, donde pueden alcanzar velocidades de hasta 25 km/h, y están expuestos a otros vehículos. No todos los carritos tienen cinturones de seguridad, carecen de airbags y la seguridad pasiva no es una consideración en su diseño. Y a 50 km/h, el resultado del crash-test es espantoso.
El cristal frontal no está laminado, y la estructura inferior del vehículo se dobla como si fuera de cartón. La columna de la dirección «empala» al dummy, y todas las fuerzas del coche se transmiten a los ocupantes ante la ausencia de zonas de deformación programada. A 50 km/h el accidente sería difícil de sobrevivir: EuroNCAP afirma que las lesiones amenazarían la vida de los ocupantes. En el impacto lateral, las piernas del dummy son lo primero que impacta con el otro vehículo.