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Nuestros coches cada vez son más avanzados, más listos. Utilizan menos carburante para llevarnos más rápido de un sitio a otro, y lo hacen de manera más confortable y segura. Sin embargo, hay cosas que no cambian, y hay una realidad que sigue siendo exactamente igual que hace décadas y décadas: un motor, sin aceite, no puede funcionar. ¿Qué le sucede al motor de nuestro coche cuando se queda sin aceite? Vamos a desgranar punto por punto todo el proceso, desde porqué es necesario para un motor utilizar aceite hasta cómo evitar posibles averías por culpa de una fuga de aceite lubricante.
¿Por qué el motor utiliza aceite? ¿Cuál es su función?
Un motor de combustión necesita, en su forma más primaria, tres fluidos para funcionar: el primero es el carburante, bien sea gasóleo, gasolina o gas. El segundo es el aire, que se mezcla en la cámara de combustión del motor para provocar la explosión y que, además, en algunos motores -ya en desuso- servía también para refrigerar el motor. El tercero, el cual nos ocupa hoy, es el lubricante, en este caso aceite: es el encargado de que la fricción entre piezas se mantenga en niveles muy bajos, sirviendo además de refrigerante y detergente para múltiples componentes del propulsor.
Un motor de combustión necesita utilizar aceite para que todas las piezas internas que lo componen tengan, entre sí, un coeficiente de rozamiento muy bajo, haciendo por tanto que la fricción entre piezas no sea lo suficientemente grande como para generar problemas de calentamiento, deformación e, incluso, fusión.
Para hacernos una idea: cuando un motor térmico gira a 4000 revoluciones por minuto, los pistones recorren varias decenas de metros por cada segundo en caso de medir su avance en línea recta. No son los pistones los únicos componentes del motor que necesitan estar lubricados para que todo funcione de forma correcta: desde los árboles de levas hasta el cigüeñal, cientos de piezas precisan de un constante flujo de aceite para que el motor no tenga ningún problema.
¿Cuáles son las consecuencias en caso de quedarnos sin aceite de motor?
Cuando un motor empieza a funcionar sin la cantidad de aceite necesaria los problemas no tardan en surgir: muchas piezas comienzarán a sufrir el desgaste propio del rozamiento entre metales a alta temperatura y velocidad, de forma que el funcionamiento del motor se verá afectado en apenas unos minutos.
Los primeros síntomas son evidentes: el sonido del motor comenzará a cambiar y pasará de un zumbido a una especie de gruñido quejoso, con cada vez mayor ruido metálico (lógico, teniendo en cuenta que hay piezas metálicas frotándose y golpeándose entre ellas a gran velocidad) y un funcionamiento más irregular del propulsor debido al rápido deterioro de algunos componentes y al mayor rozamiento que éstos tendrán que vencer.
Si detectamos que el motor de nuestro coche se queda sin aceite al ralentí, puede que aún salvemos el propulsor si apagamos rápidamente el motor y no lo volvemos a encender, ni siquiera para subirlo a la grúa. Si la fuga de aceite llega en marcha y no detenemos el motor, las consecuencias llegarán en cuestión de segundos si la fuga es muy grande debido, por ejemplo, a la rotura de un manguito, la perforación del cárter o la rotura de la bomba de lubricación.
Las consecuencias pueden llegar a ser catastróficas, desembocando en la «muerte» del propulsor: si éste funciona durante demasiado tiempo sin la correcta lubricación los daños pueden ser tan masivos como la fusión de elementos con el bloque motor, es decir, el gripado del motor. Si esto ocurre, el propulsor será prácticamente irrecuperable y saldrá mucho más a cuenta -económicamente- buscar un motor de sustitución.
Cómo evitar quedarnos sin aceite en el motor
Es posible -y necesario- evitar vernos en esta situación. Para ello la palabra clave es mantenimiento: un correcto mantenimiento del motor de nuestro coche es el mejor tratamiento para evitar las catastróficas consecuencias que puede traernos una fuga masiva de aceite. Para ello, es necesario controlar de forma periódica el nivel de aceite de nuestro motor, algo que apenas nos llevará un minuto de nuestro tiempo y que, en vehículos modernos, incluso es posible hacer desde el habitáculo a través del ordenador de abordo.
Hay algunas pistas que nos pueden ayudar a evitar males mayores: revisa con frecuencia que el motor no gotee aceite por ejemplo al dejarlo estacionado, sobre todo si estamos hablando de un coche con unos cuantos años a la espalda. Controla el nivel de aceite tal y como te hemos dicho: es normal que el motor consuma algo de aceite, no debe suponer ninguna preocupación siempre y cuando no sea un consumo excesivo, pero sí conviene tener en cuenta cuánto aceite consume para no quedarnos sin él en medio de un trayecto, algo que puede resultar fatal si nos damos cuenta demasiado tarde.
Echar un vistazo bajo el capó es también una buena idea, ya que nos permitirá detectar con rapidez si existe algún manguito o alguna junta que no está realizando correctamente su función y está dejando fugar aceite. Si usas tu coche y en cuanto el motor coge temperatura notas cierto olor a quemado o, incluso, ves algo de humo blanco saliendo del capó o de los pasos de rueda es más que posible que algo de aceite esté fugando y entre en contacto con piezas calientes (el escape, por ejemplo), quemándose y produciendo ese desagradable olor que te pondrá sobre aviso.
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