Si hubo un coche que cambió para siempre la imagen de Volvo, ese fue el 850. Lanzado a mediados de los años noventa, y dotado de un gran dinamismo, puenteó la imagen de Volvo de una marca tradicional y demasiado sensata, a la de una marca moderna y atractiva. Gran parte de la culpa de esta transformación la tuvieron sus versiones T-5R y R, cuyos motores 2.3 turbo de cinco cilindros llegaron a los 250 CV, midiéndose con lo mejor de Alemania tanto en las carreteras como en las listas de los coches premium más vendidos.
El coche que protagoniza este artículo es un Volvo 850 R, con cerca de 500.000 km en su odómetro. Estuvo aparcado durante cinco años a la intemperie, en un estado de abandono parcial, hasta que su antiguo propietario decide rescatarlo para regalárselo a su mujer. Entonces contrata al detailer AMMO NYC (Larry Kosilla) para que lo deje en el mejor estado estético posible. La intemperie deterioró la pintura de forma notable, pero una limpieza a presión, un frotado manual y un pulido recuperan el brillo original con más facilidad de la esperada.
En el interior, se han tenido que emplear a fondo desinfectando moquetas y asientos, además de limpiarlo todo usando una combinación de vaporeta y limpiador multiusos. Se han restaurado los plásticos de la carrocería y también pintado algunos detalles oxidados del frontal. El último toque fue una rápida puesta a punto de la mecánica, con una nueva tapa del delco, bujías, cables de las bujías y aceite. Gracia a ello el coche no solo arrancó perfectamente, si no que ha vuelto a funcionar con fluidez y potencia.
Fotos del Volvo 850 T-5R
