Se abre de nuevo el debate. ¿Es necesario mostrar la crudeza de un accidente, y sus consecuencias, para concienciarnos de lo importante que es ser responsables conduciendo un automóvil? La DGT regresa a las campañas dramáticas, tristes y violentas, esta vez para concienciarnos del peligro de las distracciones. En cualquier caso, lo que nos están mostrando es algo que podría haber sucedido hoy mismo en tu ciudad. A fin de cuentas, los accidentes a menudo son dramáticos, tristes y violentos.
Sería interesante analizar hasta qué punto estas campañas se nos quedan grabadas en la mente, si son suficientemente eficaces como para darnos un toque de atención la próxima vez que vayamos a desviar la mirada de la carretera para descolgar el móvil, responder al WhatsApp que nos acaban de enviar o, sin ir más lejos, coger unas gafas de sol, las protagonistas de este anuncio. La educación vial va más allá de campañas virales, e incluso con cierto toque gore, como es el caso. La educación vial es también instruir a los conductores desde la base, preocuparse más de que un conductor salga formado en la autoescuela, y no únicamente haya aprendido a mover el volante de un coche y aparcar sin chocar con el coche que tiene detrás. Preocuparse más de la formación, y menos de la recaudación.
En cualquier caso, y si estas campañas contribuyen a que al menos un pequeño porcentaje de los espectadores conduzcan con más precaución, habrá merecido la pena. ¿No crees? La excusa de que las imágenes puedan ser desagradables, como la de aquellos que se quejan de que los telediarios emitan imágenes de guerra y niños hambrientos en África a la hora de comer, no procede.
Fuente: DGT
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