El Dodge Challenger SRT Demon es uno de los coches más especiales en ser lanzados en los últimos años. Tenemos carreras-cliente homologados para circular en carretera, hiperdeportivos híbridos y todoterrenos extremos, pero hasta ahora no teníamos un dragster de producción, compatible con las calles pero absolutamente enfocado a las carreras de aceleración. Este muscle car de 852 CV hace el 0 a 96 km/h en 2,3 segundos y es capaz de bajar de los 10 segundos en el cuarto de milla sin despeinarse. Ahora bien, ¿en qué demonios se parece a una ducha el muscle car más potente jamás lanzado por Dodge?
La receta para conseguir un coche muy potente es hacer que el motor queme más combustible, y lo haga más rápido. Para ello, necesita mucho aire – logrado a base de instalar un compresor de 2,7 litros sobre el motor 6.2 V8 Supercharged y una toma de aire de 0,53 metros cuadrados sobre el capó – y un flujo de combustible muy elevado. El Dodge Challenger SRT Demon también tiene un sistema de refrigeración para su admisión. En cuanto al combustible, el coche tiene dos bombas de combustible sumergidas en el tanque de gasolina, que suministran gasolina a raudales a unos inyectores multipuerto de alto flujo.
Estos son capaces de inyectar combustible a 7 bar de presión – recordemos que usa un sistema de inyección indirecta, con un 27% más de presión que el Dodge Challenger SRT Hellcat. A plena potencia, el SRT Demon bebe combustible a un ritmo de 1,36 galones por minuto. Estamos hablando de 5,1 litros de gasolina por minuto, un caudal similar al de una ducha doméstica. A este ritmo, es capaz de agotar su depósito de 56 litros en apenas 11 minutos. Algunos propietarios afirman que es un coche tan sediento que sufren para superar los 150 kilómetros por depósito. Reflexionad sobre ello en vuestra próxima ducha.