Reconozco que en muchas ocasiones me gustaría ser un redneck estadounidense. Así, podría ignorar todas las advertencias medioambientales y disfrutar de pleno derecho de «disciplinas» deportivas como el drag-racing de cabezas tractoras. Sin ser un redneck también es disfrutable, pero no sin un ligero pinchazo de remordimientos. Los protagonistas son cabezas tractoras estadounidenses, como las icónicas Peterbilt 359 o las Kenworth T800. Se potencian por encima de los 3.000 CV, y se dedican a competir en drag-racing arrastrando remolques de hasta 50 toneladas de peso.
Sí, me rindo a la evidencia: es un nicho maravilloso del diverso mundo del motorsport. Lo segundo más impresionante, bajo mi punto de vista, es contemplar el festival de humo negro y goma quemada: estos motores tienen un par motor superior a los 6.000 Nm en muchos casos, y están apretados hasta el límite de lo físicamente posible. Pero lo más impresionante, sin lugar a dudas, es contemplar cómo sus chasis de largueros se retuercen como si estuvieran construidos de plastilina. Las ruedas delanteras llegan a levantarse medio metro del suelo.
Mientras tanto, el silbido de los gigantescos turbos es lo único que se oye, y el humo negro de los escapes oscurece la vista. Es también muy llamativo contemplar la aceleración de estos vehículos una vez están descargados. Aceleran tan rápido como muchos deportivos modernos, queman rueda e incluso suenan francamente bien. ¿Quién iba a decirte hoy que ibas a descubrir tu nueva disciplina deportiva favorita?