Cuando un motor se lleva al límite absoluto, ocurren cosas espectaculares. Depende, claro está, de cuál sea tu definición de espectacular. En el mundo del drag racing los motores de calle se llevan al límite de sus posibilidades. En esta ocasión, asistiremos a la explosión literal de un motor diésel de una pick-up, una Dodge Ram preparada para competiciones de aceleración. Un motor diésel que había sido llevado en una reciente lanzada en banco de potencia hasta los 2.920 CV, batiendo algún tipo de récord mundial. No lo intentéis en casa, decididamente.
El motor de partida de esta Dodge Ram 2500 era un conocido Cummins turbodiésel. Un motor de seis cilindros en línea y 6,7 litros de cilindrada, que en estas pick-ups supera los 400 CV en su configuración de serie. No es tan importante la potencia como lo es su par máximo, que se dispara por encima de los 1.350 Nm en sus versiones más potentes. El preparador que modificó este motor cambió prácticamente todo el motor a excepción del bloque, instalando una culata reforzada, con una junta de culata construida en acero forjado de más de un cm de espesor.
Elementos necesarios cuando elevas la presión de soplado del gigantesco turbo por encima de los 5 bar y lo riegas con un poco de óxido nitroso. Fue precisamente al buscar una potencia en banco de más de 3.000 CV que el motor dijo basta. La inyección de óxido nitroso provocó que la culata explotase, expulsando los turbos, los pistones y todo tipo de elementos mecánicos por los aires, entre una enorme llamarada. Por fortuna, el conductor pudo escapar del interior y solo sufrió quemaduras moderadas en un brazo. A tenor de la enorme explosión… tuvo mucha suerte.
