Cuando probamos coches de prensa, suelen venir cargados de opciones. En bastantes casos, las opciones superan los 10.000 euros o incluso los 20.000 euros en coches premium. Pero no llegan al nivel de la cantidad de extras que se le pueden poner a un coche como un Ferrari 458 Italia. Hace unos años, el canal de YouTube de Goodwood grabó un vídeo en el que se nos muestra un 458 Italia con casi 92.000 libras en extras. 120.000 euros al cambio. ¿En qué se han gastado el dinero? Esto es lo que ocurre cuando decimos «sí a todo» en el configurador.
Lo cierto es que esta unidad de Ferrari 458 Italia estaba equipada hasta las trancas. Un «full-equip» como se decía por estos lares. Varios kits de fibra de carbono se llevan el grueso del precio extra, aunque tampoco nos podemos olvidar del equipo de navegación, los sensores de aparcamiento o las llantas. La pintura o detalles de acabado interior suman mucho dinero de forma individual, con importes pequeños. El resultado ha sido un Ferrari 458 Italia único, a un precio superior a los 350.000 euros.
Por ese precio, podríamos habernos comprado un Lamborghini Aventador «pelado». Este vídeo sólo demuestra una cosa: los extras son obscenamente caros y dejan un margen de beneficio gigantesco a la marca. ¿Más de 800 euros por una pequeña placa con la bandera de Italia? ¿Casi 400 euros por un poco de hilo amarillo? Terminaré con una frase, la definición de precio: «la cantidad de dinero que un individuo está dispuesto a pagar por un bien». Ahí queda eso.
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