Hace poco nos vestíamos de luto por el VR6 de Volkswagen y por el W12 de Bentley, y ahora toca sacar de nuevo los atuendos negros. Y es que Ferrari, que cuenta en su haber con conceptos tan sumamente peligrosos para la Unión Europea como el Ferrari Purosangue y su V12 atmosférico, está no solo trabajando en el sucesor del LaFerrari, sino también preparando el entierro precisamente de su V12.
Así lo dejan patente las primeras mulas de pruebas del próximo hiperdeportivo del Cavallino Rampante. Estas han sido avistadas en las inmediaciones de Maranello, y ni por asomo su rugido recuerda al V12 que otrora equiparon modelos como el Enzo o el F50, dejando claro que este nuevo retoño hará gala de una mecánica más potente pero de menor número de cilindros.
El próximo hiperdeportivo de Ferrari no tendrá un motor V12
Y es que esa es la tendencia actual tal y como demuestran modelos como el SF90 o el 296 GTB, superdeportivos que hacen gala de motores V6 y V8 arropados por la hibridación. Teniendo en cuenta que el Ferrari LaFerrari ya recurrió a un sistema así -aunque mucho menos avanzado-, todo apunta a que su sucesor hará lo propio.
Pero bien es cierto que el breve vídeo no nos permite identificar si estamos ante un V6 o un V8, pero desde luego ya no suena, muy a nuestro pesar, a V12. Esto se traduce en una mecánica no solo hibridada, sino también sobrealimentada por turbo, permitiendo así que el resultado final sea un motor capaz de superar holgadamente los 1.000 CV.
Y así lo deja patente también su estética que, aunque aún está camuflada y lejos de su fase final, deja entrever una agresiva aerodinámica que se está poniendo a punto para domar toda la potencia que este emanará. Ahora bien, no se espera que veamos al sustituto del LaFerrari pronto por las calles, siendo su debut, seguramente, a finales de 2024.
