La imagen no puede ser más desconcertante. Un usuario de Reddit compartía esta fotografía y se preguntaba lo mismo que nosotros, ¿qué hacen estos coches abandonados en el tejado de un edificio? Si miramos alrededor, es difícil imaginarse cómo puede haber acabado ese pobre Fiat blanco en este lugar. Y no parece ser el único, al lado del Fiat Uno nos encontramos con otro coche, y en la estructura de la izquierda se aprecian varios coches blancos.
Un Fiat y otros coches abandonados en lo alto de un edificio
El hallazgo de estos coches se produjo en un edificio que está demoliéndose para levantar una nueva construcción, lo que resulta aún más inquietante. Y la respuesta parece estar en una obra fallida. La sección derecha del edificio parece ser una zona que ya está parcialmente desmantelada. La estructura que vemos forma parte de un complejo novedoso, que se levantó en la ciudad de Edimburgo en 2001.
En la capital escocesa, como en otras muchas ciudades, buscaban soluciones inteligentes y prácticas de aparcamiento. Y las hallaron en un sistema de aparcamiento robotizado con espacio para más de 600 coches, en la que se aprovecharía al máximo el espacio organizando los coches en estructuras horizontales y verticales. El espacio que requería para aparcar los coches se reducía a la mitad con respecto a un parking convencional. Ver noticia.
El aparcamiento de coches automático que fracasó
Como en muchos otros casos, aquella idea brillante fracasó. No solo el negocio no resultó rentable, sino que además el sistema sufrió averías lo suficientemente importantes como para cerrar el aparcamiento en 2003. El problema con el que se encontraron fue que varios coches quedaron atrapados en su interior. Y todo apunta a que la solución para rescatarlos era tan compleja, y costosa, que directamente se optó por abandonarlos. Imaginamos que salía más rentable compensar a sus propietarios por la pérdida de su coche.
Durante 15 años estos coches han permanecido abandonados en el parking robotizado, hasta que han aflorado recientemente al procederse al desmantelamiento del edificio.
Siempre he pecado de cauto, y he sido muy reacio a confiar en cualquier aparcamiento que no implicase que yo aparque el coche en su sitio, y no dejarlo en manos de una máquina, o de un aparcacoches. Pero me parece que después de haber conocido esta historia seré incluso más cauto.
