Hoy os traigo una breve curiosidad desde el otro lado del charco. A mediados de los 90, Ford reemplazó sus vetustos motores 7.5 V8 de uso comercial – pick-ups, furgonetas y camionetas – por un nuevo motor llamado Triton V10, basado en el diseño de 5,4 litros y ocho cilindros estrenado en las F-150. Con dos cilindros y 1,4 litros adicionales de cilindrada, este propulsor sigue estando disponible en multitud de vehículos de la gama Ford. Las Ford E-Series son especiales, por ser las únicas furgonetas del mundo en llevar un V10 de 6,8 litros bajo el capó.
Compartía casi el 65% de sus piezas con el 5.4 Triton V8, y cuando fue lanzado en 1997, su potencia era de sólamente 265 CV. El propulsor ha ido evolucionando, y hoy desarrolla 305 CV de potencia. Es una cifra correcta para un motor de bajo régimen de giro – entrega su potencia máxima a 4.250 rpm – pensado con la durabilidad a largo plazo en mente. Ni inyección directa, ni turboalimentación. Dos válvulas por cilindro. Más que su potencia, es más importante su enorme par máximo de 570 Nm, disponible en su totalidad a sólamente 3.250 rpm.
Aunque Ford ofrece motores V8 turbodiésel para uso comercial, muchos clientes prefieren aún los V10. A pesar de que sus consumos son terribles – arrojan medias de 20 litros a los 100 km – son más fiables a largo plazo que los complejos PowerStroke V8 y se ofrecen con kits de conversión a GPL y GNC desde fábrica. Son motores muy probados, asociados a una caja de cambios automática de seis relaciones. Además de en las E-Series, se ofrecen en las F-Series, siempre que no bajemos de las Ford F-250, ya dedicadas a tareas pesadas.
Ah, y con un escape adecuado suenan como jamás esperarías que una furgoneta suene. Tenéis que llegar hasta el final del vídeo para escucharlo.
En Diariomotor: