Imagina por un momento que adquieres por muy poco dinero un Ford Mustang clásico. ¿Qué maravilla, verdad? Bueno, en el caso de Beau Miklethun, el Ford Mustang estaba en un estado francamente malo, y además tenía un motor de seis cilindros bajo el capó – nada de los míticos V8. Tras ponerse manos a la obra y restaurarlo, decidió que el coche necesitaba más potencia. No quería el clásico motor de ocho cilindros que todo el mundo espera en un Mustang. Optó por una vía alternativa, considerada sacrílega por los puristas.
Comenzó por un 2.3 EcoBoost de origen Ford, pero problemas en su puesta a punto y la electrónica provocaron una rotura grave, inutilizando el sueño de Beau. No se dió por vencido, y tras inspirarse viendo «A Todo Gas», optó por un brillante propulsor: un 3.0 de seis cilindros en línea, que responde en su versión turboalimentada al nombre de 2JZ-GTE. Es el motor de un Toyota Supra de los años 90. Un motor que según su dueño, le sienta al Mustang como un anillo al dedo. Además, ha sido preparado, con una potencia por encima de los 300 CV.
Aunque el coche no es perfecto, tiene algún que otro achaque propio de la edad y el motor suele devorar transmisiones con cierta facilidad, Beau Miklethun está enamorado de su Ford Mustang con decoración de Gulf Racing. Tiene un coche muy diferente, y cargado de personalidad, en un estado envidiable. Personalmente doy mucho más valor a un restomod así que al clásico swap de motor V8 tipo crate-engine, con electrónica plug & play. Las llantas naranjas y los faros amarillos ponen la guinda en un pastel de por sí delicioso.
En Diariomotor: