¿Qué es un sleeper? Este término anglosajón designa a los coches que bajo una apariencia normal, clásica, ajada o directamente ruinosa, esconden una mecánica de altas prestaciones. Esta disonancia cognitiva pilla por sorpresa a aquellos que inician un «pique» con estos coches, o se miden con ellos en competiciones regladas. Hay algo mágico en un sleeper, especialmente en aquellos, que como este Ford Sierra 1.6 de origen sueco, no dan ni una sola pista de lo que esconden. Al menos, hasta que el motor arranca y el suelo comienza a temblar.
Esta unidad es un tres puertas de aspecto gastado. Aunque estéticamente está entero, bien podría pasar por el primer coche de un chaval que acaba de sacarse el carnet. Lleva llantas de acero pintadas con spray, y sus llantas «bonitas» son unas llantas de 17 pulgadas de aspecto anodino. Sin embargo, esconde un secreto bajo el capó. Un gigantesco motor de origen BMW, un M50B28 de 2,8 litros y seis cilindros en línea. Este motor está sobrealimentado por un turbocompresor Holset HX40 Super, y en un banco de potencia, es capaz de desarrollar la friolera de 600 CV.
Montado en un coche que apenas llega a los 1.200 kilos, es una bomba de adrenalina y altas prestaciones. Quema rueda con una facilidad pasmosa, y su principal habilidad parece ser esa: convertir sus neumáticos traseros en una máquina de humo. No tenemos muchos más detalles, pero sabemos que usa una ECU a medida, posiblemente la caja de cambios de un BMW, y que su tren de rodaje ha sido reforzado para soportar el incremento de potencia. En todo caso, parece un proyecto casero hecho con mimo y cariño. La auténtica filosofía del sleeper, dicho sea de paso.