Dicen que si al salir de tu coche, y marcharte mientras se queda aparcado, no te das la vuelta para contemplarlo unos segundos y esbozar una sonrisa, no has elegido el coche adecuado. Andreas Kümmel debía estar tan convencido de haber escogido el coche adecuado que no solo contempla su coche cada vez que lo aparca, sino que diseñó su casa para poder contemplar a sus coches sentado desde el sofá. Tal vez por eso su familia y sus amigos lo consideren un loco, un verdadero fanático de los coches y especialmente de Porsche. Y un orgulloso propietario de varios Porsche 911 de antaño.
Andreas adquirió su primer Mazda MX-5 podo después de terminar sus estudios para trabajar en la banca, un NA, con sus faros escamoteables. Y un auténtico amante de Porsche – según contaba la propia marca – cuya pasión comenzó probablemente cuando su padre fue a recogerle un día en un flamante Porsche 356. Por aquel entonces, su padre pensaba adquirir un Porsche 911 Speedster. Pero jamás lograría un sueño que su hijo Andreas si cumplió, y que ahora puede contemplar desde el salón.
Dicen que Andreas cuida tanto su Porsche 911 Speedster de 1989, y el resto de sus coches, que incluso en invierno lo mantiene guardado, a una temperatura suave para preservarlo en la mejor condición posible, y en una funda inflable, a modo de burbuja, para protegerlo del polvo y de su gata Luna.
Andreas también llegó a adquirir un Porsche 911 993 de 1998 – de color blanco – prácticamente a ciegas, tal y como el mismo reconoce. Un Porsche que llegaría hasta su casa en Rückersdorf, cerca de Nuremberg, desde Estados Unidos.
Pero la verdadera joya del garaje sigue siendo su Speedster. Probablemente una de las piezas de su clase mejor conservadas y con mayor potencial. Porque entre otras cosas lo habría adquirido con poco más de 18.000 kilómetros.
No será el primer propietario, ni el último, que diseña su garaje en torno al salón para poder contemplar a su Porsche 911 desde el sofá. De hecho hemos visto ejemplos aún más espectaculares. Pero cada vez que vemos uno solo podemos pensar en una cosa, en la envidia que tenemos y en lo que desearíamos nosotros contemplar a nuestro deportivo desde el sofá.
Fuente: Porsche
Fotografía: Markus Bolsinger
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