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¿Puede un iPhone sobrevivir atado a la rueda de un coche a 160 km/h?

Posiblemente no te has hecho nunca la pregunta. Lo reconozco, yo tampoco me lo he preguntado. Mi línea de trabajo no va encaminada en dicha dirección y mis jefes no me pagan lo suficiente para dedicar mi tiempo libre a atar teléfonos con bridas a la llanta de un coche y «ver qué pasa». Sea como fuere, hay canales de YouTube que llevan a cabo este tipo de experimentos en busca de millones de reproducciones en YouTube y esa jugosa monetización. Y es el canal de TechRax el que despeja nuestras dudas, usando un iPhone 12 Mini.

El iPhone 12 Mini es el iPhone más pequeño del momento, pero sigue siendo un teléfono de gama alta de precio cercano a los 800 euros. El experimento comienza atando el teléfono a la llanta delantera de un Abarth 595, cuyo frontal está levantado en el aire. Los primeros giros tienen lugar a 25 millas por hora de velocidad (40 km/h). Nada ocurre aparentemente, pese a que la fuerza centrífuga de la rotación ya podría poner en aprietos a los acelerómetros del iPhone. Los problemas llegan al tratar de alcanzar 50 millas por hora (83 km/h).

No lo intentes en casa. La broma te saldrá muy cara.

A una velocidad indeterminada, el teléfono se desprende de la brida e impacta contra el suelo de cemento, para después terminar en el jardín del youtuber. Pese a que la parte trasera del móvil se ha rajado, el terminal aún funciona aparentemente bien. El último experimento consiste en llevar hasta los 160 km/h la velocidad de rotación. Aunque el móvil está atado con dos bridas, la fuerza centrífuga hace que salga despedido. Acaba en el jardín de un vecino y con una de sus esquinas completamente deformada a causa del impacto inicial contra el cemento.

Como parece obvio a tenor de los daños, el teléfono queda inservible. Aunque aún se enciende, la pantalla ha quedado dañada y solo muestra colores estáticos. Con todo, es un buen testimonio a la tremenda dureza de un smartphone moderno.

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Sergio Álvarez

Aunque es técnico en comercio internacional de formación, los coches han sido su pasión (incluso obsesión) desde que apenas levantaba un metro del suelo y sus padres le regalaron un Ferrari rojo a pedales. Su afición se ha profesionalizado en Diariomotor, donde está presente desde 2008. Seguir leyendo...

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