Koenigsegg no deja de sorprendernos. Hace unos días nos presentaban un tiempazo en Spa-Francorchamps a lomos del Koenigsegg One:1, una «vuelta rápida» que por lo visto fue improvisada. Improvisada porque aparentemente no iba a fondo, el piloto iba acompañado, e incluso compartía pista con tráfico. De manera que aquellos 2 minutos 33.26 segundos aún podían mejorarse. Dicho y hecho, Koenigsegg nos presenta, ahora sí, una vuelta rápida en la que el One:1 ya ha marcado un tiempo de 2 minutos 32,14 segundos. Koenigsegg cree que es el mejor tiempo alcanzado por un vehículo con licencia de calle en el circuito de Eau Rouge, el Raidillon, la épica y la velocidad. Y eso no es todo. Koenigsegg cree que ese tiempo aún puede bajar aún más.
Esto es solo un ejemplo más de la obsesión de Christian Koenigsegg por demostrarnos algo que ya sabemos, que sus hiperdeportivos tienen un lugar merecido entre los automóviles más rápidos jamás creados. Tecnología punta, exclusividad, y prestaciones de infarto, esas son las claves de una marca que ante todo sigue preservando su carácter artesanal y, si me lo permites, hasta familiar.
Koenigsegg no necesita más argumentos para vender bestias que cuestan millones de euros. Su producción, en los mejores años, apenas ha rondado las 14 unidades al año. Su batalla no está en el volumen, sino en deportivos personalizados hasta el último detalle para sus clientes. Y aunque su objetivo sea el de crecer en los próximos años no creemos ni mucho menos que esperen pasar de dos a tres dígitos, ni mucho menos. Aún así, en Koenigsegg siguen obsesionados por recordarnos el hecho más importante, que unos irreductibles suecos están demostrando su capacidad para crear bestias tan impresionantes, y más, que las de fabricantes como Ferrari, Lamborghini, o Bugatti. Palabras mayores.
Fuente: Koenigsegg
En Diariomotor: El Koenigsegg One:1 nos deja sin aliento en Spa-Francorchamps, ¿vuelta rápida improvisada o no?