La cumbre de la OTAN, que está teniendo lugar en Madrid, nos ofrece escenarios tan poco habituales como la presencia de «La bestia», la limusina blindada de Joe Biden. Y es que su coche presidencial se asienta como uno de los más seguros sobre la faz de la tierra con inimaginables soluciones que permiten que aguante hasta ataques de misiles, pero no puede defenderse ante una rama o una calle estrecha.
Así es, el coche del presidente de Estados Unidos tiene dos grandes puntos débiles tal y como demostró en dos visitas mientras Barack Obama aún seguía en el cargo. Uno de ellos se produjo en Londres en 2009 cuando «La bestia» tuvo que maniobrar en una calle estrecha -o al menos para esta mole de más de cinco metros de largo y ocho toneladas de peso, y el otro en 2011 en Irlanda, que fue más sonado después de que la limusina empanzase en una rampa y se quedase atascada.
Las peores pesadillas de «La bestia» del presidente de Estados Unidos: las rampas y las calles estrechas
En el primero de ellos tuvo lugar en Downing Street, donde se ubica la casa del primer ministro del Reino Unido. Y es que en dicha calle fue cuando al conductor de la limusina le empezaron a entrar sudores fríos cuando se percató de que debía hacer un cambio de sentido, tarea no sencilla con una bestia de 5,50 metros de largo y un radio de giro ínfimo. Hasta cinco maniobras ha de hacer para poder salir de esa situación.
Pero mientras que los ingenieros encargados de gestar la seguridad de «La bestia» se preocupaban por proteger al presidente de posibles ataques químicos o nucleares, obviaron al que sería sin lugar a dudas su mayor enemigo: una rampa. Fue en el año 2011 cuando la limusina del por aquel entonces presidente Barak Obama intentó abandonar la embajada de Estados Unidos en Irlanda, pero sin éxito.
Y es que segundos previos al incidente se aprecia como un también pesado BMW Serie 7 salía del lugar sin inconvenientes. Pero «La bestia», con sus más de ocho toneladas de peso y una distancia entre ejes descomunalmente larga, no tiene tanta suerte. Y es que después de escucharse un fuerte golpe procedentes de sus bajos, el público se percata de que la limusina de Barack Obama se ha quedado atascada. No sabemos cómo lo resolvieron, ya que rápidamente taparon la escena con un autobús que había al lado.