Mucha atención a la noticia que nos llega desde Nueva Zelanda. Una pareja de sexagenarios estuvo a punto de fallecer tras quedarse atrapados, durante 13 horas, en el interior de un coche con acceso y arranque inalámbrico, “manos libres”. Cuando fueron rescatados, la esposa yacía inconsciente y su marido tenía dificultades para respirar.
Aunque parezca una broma, por desgracia parece que no lo fue. En este momento es posible que despierte en ti esa vena anti-tecnológica que a veces surge en nosotros cuando la tecnología nos juega una mala pasada. Incluso, es muy probable que intentes preguntarte qué coche utilizaban para no comprártelo. Pero lo preocupante y tragicómico de la historia es que su desgraciado accidente se produjo por el mero desconocimiento de su coche. ¿Por qué se quedaron atrapados entonces?
Los investigadores del suceso creen que todo se debió a una serie de catastróficas desdichas, a una desgraciada concatenación de factores que cumplieron a rajatabla con las premisas de la Ley de Murphy. Aunque la mera lógica hubiera sido más que suficiente para que su descuido hubiera sido una anécdota, parece que el estrés y la histeria que les provocó la situación no les dejó ver que bastaba con desbloquear las puertas utilizando el sistema manual de toda la vida.
El primer problema con que se encontró esta pareja neozelandesa fue dejar el mando inalámbrico de su coche – un nuevo Mazda 3 – fuera de este, de manera que pudieron acceder a él, pero el arranque no se accionaba por no detectar la presencia de la llave en su interior. El segundo problema, que las puertas quedasen bloqueadas por alguna razón. Posiblemente esa ausencia de llaves hizo que, tras un tiempo prudencial, las puertas se bloqueasen gracias al sistema de seguridad antirrobo que utilizan todos los coches.
Aún así, me sorprende muchísimo que no se percatasen de que las puertas de este coche se bloquean (y desbloquean) mediante un pequeño botón situado encima de los tiradores. Y aún más que no se dieran cuenta de que desde el puesto del conductor y su acompañante basta con accionar el tirador manual para que las puertas se desbloqueen automáticamente. Ahora mismo no soy capaz de recordar si esto funciona exactamente así en el Mazda 3, pero tampoco encuentro ninguna razón por la que fuera a ser de otra forma. Parece que para entonces el estrés ya había hecho mella en sus razonamientos y se había unido a la falta de luz – era de noche, no había luz en su garaje y me temo que tampoco encontraban el botón de la iluminación de cortesía – y el manual del coche, como sus llaves, estaban fuera de este.
Los responsables de la marca en Nueva Zelanda no solo recuerdan que este incidente no se debe a la propia tecnología del coche, o a un defecto de diseño, sino a una serie de despropósitos que probablemente hayan culminado en un incidente único en todo el mundo. Un incidente que podría haber terminado en desgracia.
Con lo cual llegaría a dos conclusiones. La primera es que a menudo se está fallando en la comunicación de la tecnología de los coches modernos, aunque en este caso parece que ha fallado incluso la propia lógica y el conocimiento más básico del funcionamiento de un automóvil, en general. Pero ya hemos visto anteriormente como ese desconocimiento, también en el caso de un Mazda, hizo que un vendedor y su cliente sufrieran un accidente al intentar probar los sistemas de frenada de emergencia del coche.
La segunda conclusión es la siguiente, ¿si alguien no está en plenas facultades de saber salir de su coche y quedar atrapado durante 13 horas, debería permitírsele realizar una actividad tan crítica y potencialmente peligrosa como conducir?
Fuente: Otago Daily Times | Vía: Autoblog
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