El Porsche 928 es uno de esos coches que marcaron un antes y un después para una marca. En el caso de Porsche, supuso su primera aventura en el mundo de los ocho cilindros en uve, y las malas lenguas dicen que estuvo a punto de ser el verdugo del Porsche 911. El 928, con todo, es un clásico muy querido y en clara alza de precios. Quizá es por ello que Larry Kosilla de AMMO NYC ha decidido adquirir una unidad a un vecino. Con el ligero problema de que el coche llevaba 15 años aparcado a la intemperie, sin moverse un solo centímetro.
Siendo el profesional del detallado que es, Larry se puso manos a la obra para devolver el clásico GT a un estado visual casi impecable. El primer paso fue limpiar con agua a presión caliente su carrocería, para acto seguido enjabonar y frotar. La suciedad estaba tan embebida en algunas partes de la pintura, que solo calentándola con una vaporeta se pudo eliminar en parte, dejando tras de sí una marca indeleble en la pintura. Cuando se pasó una pulidora orbital con un pulimento suave, por fortuna, la pintura recuperó casi todo su brillo.
Aunque hubo que retocar ciertas zonas a mano, es un gran indicativo de la calidad de la pintura de origen. En el interior se siguió el proceso de la vaporeta, acompañada de jabón específico y un cepillo agitador de la suciedad. Las llantas cromadas fueron el siguiente paso, además de una limpieza de los pasos de rueda, bajos y motor, para que el mecánico que va a poner al día el coche no se encuentre con sorpresas desagradables y pueda trabajar con tranquilidad. La transformación es simplemente increíble.
