Reconozco que soy amante del cine y, como tal, jamás había prestado mucha atención a Matthew McConaughey. Encasillado en papeles pastelosos, en unos años cambió su registro, dejó de mostrarse como el guaperas de turno, fichó por papeles que le costaron un Oscar y un Globo de Oro a la mejor interpretación, nominaciones a los Emmy y la reivindicación de su transformación como actor. La marca de lujo Lincoln hace años que había perdido el rumbo, nada tenían que hacer contra los alemanes y los japoneses, los que pasaron a controlar el cotarro del lujo en Estados Unidos. Pero parece que el caso McConaughey ha dado algo más que inspiración a la filial de Ford.
Hace unas semanas se confirmaba que McConaughey sería la nueva imagen de Lincoln. Recurrir a una estrella de Hollywood en estado de gracia siempre es una buena idea para potenciar tu imagen, pero dista mucho de ser la solución que necesita Lincoln para volver por sus fueros, para alcanzar más de 300.000 ventas anuales de aquí a 2020 potenciando aún más su expansión en China, añadiendo nuevos productos e invirtiendo la friolera de 2.500 millones de dólares, cerca de 2.000 millones de euros. Lincoln quiere triplicar sus ventas en apenas 5 años.
Lincoln quiere convencer para vencer, para lo cual tendrán que dar un profundo repaso a su gama de automóviles. La esperanza de Ford también pasa por convencer a esos 50.000 clientes que al año se pasan de un generalista del óvalo azul, a un modelo de lujo. Al final todo queda en casa y Ford quiere que el salto natural de todos esos clientes sea cambiar su Ford por un Lincoln.
Fuente: Autonews
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