Si mañana me tocase la lotería o, mejor dicho, el Euromillones, no me compraría el último deportivo, el más potente, el más caro y espectacular. Probablemente lo primero que haría sería buscar un buen 911 clásico, enviárselo a Magnus Walker, y dejar que hiciera arte con él. Podemos contar con los dedos de una mano – y nos sobrarían dedos – los preparadores en los que se puede tener fe ciega para preparar un clásico. Pero en lo que se refiere a conducir, es todo un idiota. Por una sencilla razón. Por tus manos pueden haber pasado cientos de Porsche 911, puedes ser el mismísimo Lewis Hamilton, campeón del Fórmula 1, y aún así jamás deberías hacer lo que Magnus hace en el siguiente vídeo.
No vamos a ser nosotros los que hagamos un alegato, incluso hipócrita, por el respeto religioso de todas y cada unas de las señales de tráfico. ¿Quién no aprovecharía cualquier momento para pisar a fondo el acelerador de un 911 clásico? Pero, incluso siendo muy permisivos con el comportamiento de un conductor a los mandos de un deportivo, jamás podremos justificar ir a una velocidad claramente muy elevada en una carretera con tanto tráfico, y aún menos abonarnos al carril derecho para ir rebasando a todos y cada uno de los coches con los que nos cruzamos. Por no hablar del amago de pique con un Honda Civic.
Este vídeo se suma a otra anécdota que conocimos este mismo verano. Magnus Walker estrelló su 911 «277» de 1971 contra la rampa de carga de un camión, mientras estaba siendo entrevistado en directo por una periodista del StarTribune.
En Diariomotor: