No soy nada fan de las palomas, lo reconozco. Culturalmente no están mal vistas, aunque cuando veo cómo alguien les da de comer no puedo evitar imaginarme a una persona dando de comer a unos roedores callejeros. Aunque no sea común, estas aves pueden causar problemas de salud, por no hablar de la suciedad que generan. Pero aún así no puedo evitar compadecerme de ellas por hechos como el que os vamos a contar. En un barrio de Bristol han decidido perseguir a las palomas, o al menos disuadirlas de que se acerquen al vecindario. Y no han encontrado mejor forma de hacerlo que instalando clavos en los árboles. La polémica está servida, sobre todo cuando se dice que la razón no es otra que evitar que estas aves hagan sus deposiciones sobre los coches de lujo que se mueven por la zona.
La solución empleada no es exclusiva de este barrio. El empleo de púas y clavos en las cornisas de los edificios es una solución relativamente común, y efectiva, para evitar que se acerquen las palomas, o instalar diferentes tipos de espantapájaros, que pongan en alerta a estas aves y las disuadan de posarse sobre los edificios.
Pero eso no ha impedido que la razón de fondo de querer acabar con las palomas en este barrio, indigne a muchos defensores de los animales y ecologistas. Hasta el punto en que incluso se ha abierto una petición en Change.org para pedir la prohibición de estas técnicas.