Dicen que los coches clásicos hay que usarlos, porque de lo contrario, se averían. No puedo estar más de acuerdo con dicha afirmación. Hay que conducirlos, para que sus fluidos alcancen la temperatura adecuada y que sus componentes internos no se agarroten. El pequeño inconveniente está en que ciertos clásicos son tan valiosos, que sacarlos a rodar es en sí mismo, un riesgo. Un riesgo que Mercedes asumió hace años en el Goodwood Festival of Speed, sacando a rodar al coche más caro de todos los tiempos: el Mercedes 300 SLR Uhlenhaut Coupé.
Por si vives bajo una piedra, te recuerdo que este precioso coupé del año 1955 es una versión carrozada del W196S de competición. Dotado con la carrocería modificada de un «alas de gaviota», aquél precioso coupé era el coche personal de Rudolf Uhlenhaut director del programa de competición de Mercedes. Bajo su capó latía un motor de tres litros y ocho cilindros en línea, con inyección mecánica, capaz de desarrollar 310 CV de potencia. Con un peso de solo 900 kilos, es un coche de prestaciones impresionantes. Solo se construyeron dos unidades.
Una de ellas fue subastada el mes pasado por Mercedes, y se vendió por la mareante suma de 135 millones de euros. Es el coche más caro de todos los tiempos, y resulta reconfortante saber que fue mantenido de forma exquisita por Mercedes Classic. Pero es aun más reconfortante saber que se usó para lo que fue diseñado. Y este ascenso a Goodwood Hill a toda velocidad – en el año 2010 – es la prueba de ello. Sube bien el volumen, no es nada habitual escuchar el maravilloso rugido del ocho cilindros en línea de la mayor joya de la historia del automóvil…