Nuestro Mundial 4×4 dejó patente que el Mercedes-Benz Clase G es el todoterreno más capaz de serie pero, ¿dónde estarían los límites de este si se modifica? Eso mismo se ha preguntado el propietario de este G 500, quien ha decidido acudir a la gente de CapricornTrucks, quien ha instalado unas ruedas oruga para circular por nieve a cambio de 140.000 euros, o lo que es lo mismo, un Clase G 400 d nuevecito.
Y aunque en realidad es algo menos de lo que cuesta este, lo cierto es que sigue siendo muy parejo al precio del 4×4 alemán en su variante diésel, que implica un desembolso en el mercado español de 143.861 euros. Sea como fuere, lo que está claro es que el dueño de este G no estaba satisfecho, y ha querido ir más lejos.
Llevar al Clase G más lejos con unas ruedas oruga es posible, pero te costará muy caro
Con esta modificación el Clase G no solo gana en adherencia para circular por nieve, sino también en altura al declarar 200 milímetros más que de serie. Y puede que para algunos sea una modificación innecesaria teniendo en cuenta las prestaciones del todoterreno con reductora, bloqueos de diferencial y unos neumáticos de nieve en condiciones, pero el suizo que atesora esta unidad en el garaje discrepa.
Y es que la goma que cubre las ruedas oruga ofrecen plástico reforzado con fibra de carbono, material capaz de resistir hasta temperaturas de 40º bajo cero. Eso sí, no son ligeras, ya que las cuatro provocan que el Clase G engorde un total de 680 kilos, aunque ello no impide que este se mueva sin desdén sobre nieve hasta velocidades de 65 km/h.
Sea como fuere, y para tranquilidad de los más puristas, esta no es una modificación ni permanente ni compleja de resolver, ya que las ruedas oruga están instaladas sobre los bujes originales del Clase G, por lo que no tiene demasiada complejidad volver a instalar ruedas convencionales.
Pero claro, que un sistema así no solo funcione bien, sino que también sea fácil de restablecer la configuración de origen no es barato, y así lo demuestra la factura de CapricornTrucks. Y es que las ruedas oruga cuestan un total de 50.000 euros; la homologación ha implicado un desembolso de 69.000 euros; otros 20.000 euros han costado defensa, caja del techo y nuevos neumáticos de verano, provocando así que el total ascienda hasta los ya mencionados 140.000 euros. Eso sí, la mecánica del Clase G 500 está intacta.