No hace falta mucho para divertirse. En el mundo del automóvil ocurre exactamente lo mismo. A veces no hace falta ni que nuestro coche sea rápido para pasárselo bien al volante. Es lo que opina el dueño de este Mercedes 300D Turbodiesel del año 1984. Aunque de serie era un motor que arrojaba sólo 125 CV de potencia – extraídos de su cinco cilindros en línea de 3,0 litros – era uno de los diésel más rápido de su época, y estaban tan bien construidos que muchos aún circulan perfectamente. Este puede ser uno de los más divertidos.
Su propietario lo compró ya con el escape saliendo por el capó. Normalmente, los diésel que tienen este tipo de setup en Estados Unidos son máquinas de altísimas prestaciones capaces de dar sustos a coches mucho más potentes que no se lo esperan. Además, suelen retener su carrocería sin modificaciones, incluso a veces ajada a propósito. El Mercedes 300D Turbo de nuestro vídeo podría ser un sleeper pero es lo contrario. Es un coche que muchos esperan que sea rapidísimo, y realmente no lo es. Sólo es divertido.
El dueño ha instalado un nuevo sistema de turboalimentación y va retocando poco a poco la mecánica. El motor es de serie a excepción del turbo y la caja de cambios procede de un Mercedes 240D. No parece muy preocupado por la integridad mecánica de su coche, y la verdad es que no tiene motivos para ello. Ha reemplazado el pomo de la caja de cambios por un destornillador y cada vez que acelera una humareda negra sale por el tubo de escape. Suena como un tractor y hace mejores anillos de humo que Gandalf.
Tras estas líneas podéis ver cómo se defiende en una pista de drag racing en Florida. Ya os anticipo que pierde todas sus batallas, pero a nadie se le quita la sonrisa de la cara.
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