Vivimos en un momento de especial preocupación por la seguridad de los vuelos comerciales. Hoy mismo, nos despertábamos con la noticia de un accidente en Taiwan (BBC) en el que al menos habrían fallecido doce personas y un vídeo realmente espectacular de un avión colisionando con un puente y precipitándose sobre un río. ¿De verdad hemos estar preocupados por nuestra seguridad cuando volamos? ¿Han aumentado los accidentes, han aumentado los fallecidos en estos accidentes? ¿O simplemente es pura casualidad, o una mayor preocupación por el efecto mediático de casos tan llamativos como los del avión derribado por un misil y la desaparición del vuelo 370 de Malaysia Airlines?
Despertarte con la imagen de un accidente tan espectacular como el de Taiwan, no ayuda a superar ese miedo que, de alguna u otra forma, todos tenemos a volar. Muy pronto perderé la cuenta de los aviones que he tomado este año. Y sin ir más lejos, este mismo año, ya he vivido dos situaciones realmente delicadas que se produjeron en un intervalo de una semana. Una de ellas, las turbulencias más bestias que jamás haya experimentado en una aproximación a Madrid. La otra, una pequeña caída en picado tras un despegue, también en Madrid, para evitar a una pareja de buitres (la historia la podéis leer en el blog de nuestro colega Javier Moltó KM77, que también viajaba en ese mismo avión).
Mañana tendré coger otros dos aviones. Y mis últimas experiencias y las imágenes que veré en los telediarios hoy no ayudan a tranquilizarme. ¿En qué he de pensar cuando tome el próximo avión?
Para hablar de accidentes aéreos hay un rumor, una estadística que todos dan por cierta, que me encanta. Esa supuesta estadística que dice que cada año fallece más gente por un accidente en un burro que en un accidente en avión (snopes). Aunque National Geographic TV basase algunas de sus campañas publicitarias en televisión en ese falso rumor, no existe un registro de accidentes en burro, como sí existe de accidentes aéreos, que nos permita verificar su certeza. Así que como mínimo diremos que la veracidad de dicha afirmación es realmente dudosa.
Lo que sí podemos deciros, con estadísticas en la mano, es que los vuelos comerciales siguen siendo el medio de transporte más seguro. Sí, mucho más que los viajes en coche, por muy seguro que te sientas viajando por carretera, a ras de suelo. Los accidente aéreos, o al menos aquellos en los que estaba implicado un vuelo comercial con 19 o más pasajeros, han descendido desde los años 70 pese al auge que ha vivido la aviación en las últimas décadas. En 2014 también se produjeron menos accidentes que en 2013. Y entre tanto, es cierto que hubo algún año en el que la fatalidad hizo que los accidentes repuntaran notablemente, como 1989, pero hoy por hoy la siniestralidad es realmente baja para el movimiento de vuelos que existe ahí arriba. Más información sobre las estadísticas de los accidentes en Plane Crash Info.
Lo que también es cierto es que 2014 fue un año negro, en el que no hubo más accidentes que en 2013, pero sí un número de fallecidos muy superior. Que no responde a un incremento de la peligrosidad de la aviación, sino a la mera curiosidad estadística, y a la casualidad. 2013 fue el año más seguro para la aviación desde 194, solo fallecieron 265 personas. Mientras que en 2014, en julio ya se habían contabilizado 761 fallecimientos (CNN) y se alcanzó la cifra máxima de fallecidos de la última década.
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