Muchos dueños de deportivos y superdeportivos de altísimo valor tienen miedo a sacar a pasear sus coches. Sus kilómetros aumentarán poco a poco, y perderán valor. No muchos dueños de un Porsche Carrera GT se atreven a poner en sus coches un número significativo de kilómetros, y muchos menos se atreverán a meter el coche en un lugar tan potencialmente peligroso como el Infierno Verde, el Nürburgring Nordschleife. Y sin embargo, estarán perdiendo una gran oportunidad de disfrutar de la vida, por pura avaricia.
El superdeportivo alemán es una de las máquinas más icónicas de la pasada década, y sin duda la más pura. Muchos dicen que fue el último Porsche analógico, equipado con un motor 5.7 V10 con genes de competición y 612 CV de potencia, asociado exclusivamente a una caja de cambios manual – realmente delicada y caprichosa según dicen las malas lenguas. Aunque requiere las manos de un conductor experimentado, es un coche extremadamente rápido, en el que una impresionante acústica también es parte del encanto.
Pocos coches han sonado como el Porsche Carrera GT, y muy pocos – puede que ninguno – sonará igual. Su propietario ha decidido darse con él un paseo en Nordschleife a buen ritmo, pero sin tratar de lograr ningún récord, completando una vuelta en unos 9 minutos. Eso sí, se nota que tiene manos: la cruzada intencionada al inicio de la segunda vuelta merece ser enmarcada. Definitivamente, está disfrutando de un coche muy especial, de manera responsable y sin correr riesgos innecesarios. Así, sí.
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