Seguimos en Diariomotor, aunque parezca haberse transformado en una web de horror automovilístico. El coche que tenéis en pantalla era un Oldsmobile Toronado. Al menos cuando fue adquirido nuevo en el lejano año 1972. Una peculiaridad de estos coches es que eran de tracción delantera, entonces una solución innovadora en coupés tradicionales estadounidenses. Por algún motivo, este Toronado ha sido despojado de todo lo que quedaba tras el asiento del conductor, y vive anclado a unos enormes soportes delanteros.
No es una historia de terror, aunque lo parezca. Realmente es un remolque motorizado para hidroaviones, lo cual suena aún más exótico. Vive permanentemente en el Flying Beaver Pub, cerca del aeropuerto de Vancouver. Su trabajo es simplemente sacar y meter en el agua hidroaviones privados de pequeño tamaño. Es una labor que habitualmente se hace con tractores creados a tal efecto o una pick-up diésel con tracción integral. La aproximación del Oldsmobile cortada en dos resulta extraña para una nación opulenta y moderna como Canadá.
No me hubiese extrañado verlo en un remoto embarcadero de Louisiana, ahora bien. Ignoramos cuantos años lleva funcionando esta… máquina, de esta manera. Pero a juzgar por los botes que da en la rampa y su chasis doblado, dudo que le quede mucho tiempo de vida. Sea como fuere, su motor V8 de 7,5 litros tiene par suficiente para remolcar aviones y el invento funciona. Hay un dicho estadounidense que dice algo así como «si funciona, no es estúpido». No puedo más que darles la razón en este caso.
Fuente: The Drive
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