«Ya tienes una edad«. «Déjate de tonterías, que no eres un chaval ya«. Puede que os lo hayan dicho en alguna ocasión. Si ha sido así, enhorabuena. Posiblemente tengáis una pasión envidiable y enriquecedora, mientras otros no saben qué hacer con su tiempo libre, y lo usan para criticar las pasiones ajenas. Y no hay cosa más triste que eso. Es común que a los aficionados al automóvil nos llamen «niños grandes». Si un jubilado serbio tiene una verdadera pasión por las preparaciones y el tuning, ¿por qué no va a poder disfrutarlas?
Boban Jovanovic es nuestro nuevo héroe.
Nuestro protagonista es un jubilado serbio, que al igual que muchos otros en su época, emigró a Alemania para trabajar en sus prósperas fábricas. Trabajaba para Volkswagen, en una línea de montaje de vehículos. Su primer coche fue un Escarabajo, que desmontó varias veces hasta conocer todos sus entresijos. Cuando fue hora de volver a Serbia, se llevó consigo un Volkswagen Golf GTI de segunda generación, una máquina entonces codiciada. Y desde entonces, ese Golf ha sido su niña mimada, su única obsesión incurable.
Jovanovic es un aficionado al tuning, y todas las modificaciones llevadas a cabo sobre el coche han sido obradas por sus propias manos. De puertas hacia fuera, su GTI tiene una preparación modesta, pero su motor ha sido profundamente retocado y tiene una cubierta transparente. Él mismo ha construido un nuevo salpicadero, e instalado los asientos de un interior muy racing. En el maletero, un potente equipo de sonido emite música house y música electrónica a todo volumen. ¿Os imagináis tener un abuelo así de radical?
Sólo os puedo encomiar a ver el vídeo – con subtítulos inglés – donde el propio Boban cuenta su historia y reflexiona sobre sí mismo. Un modelo a seguir. Si su pasión es el tuning, qué más da que sea un jubilado. Ojalá sea la mitad de interesante que este hombre con su edad.
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