Cuando hablamos de swaps de motor, solemos pensar en instalar motores mucho más potentes en coches que a priori no están preparados para ello. Por ejemplo, un enorme motor W12 en la parte trasera de un Volkswagen Golf GTI. A no ser que vivamos en Cuba, no se suele hacer lo contrario. A no ser que tengas tiempo libre y ganas de hacer experimentos, como quien ha instalado un motor diésel de tres cilindros en un precioso Plymouth Road Runner del año 1970. ¿Es una locura? Sí, pero quizá no tanto como piensas.
El dueño de este Road Runner adquirió sólo su carrocería, procedente de alguien que lo había usado para drag racing, por lo que se puede entender del vídeo que publica. Como no tenía motor ni transmisión, decidió transplantarle un motor de lo más curioso. Un Detroit Diesel 3-53, un diésel atmosférico de tres cilindros y dos tiempos. No es el diésel típico de tres cilindros y escasa potencia: tiene 2,6 litros de cilindrada y desarrolla unos correctos 101 CV de potencia, unidos a 278 Nm de par motor máximo.
Al ser un dos tiempos, no suena tan mal como otros diésel de tres cilindros, parece que gire al doble de vueltas de las que gira realmente. Funciona con una mezcla de aceite de cocina y gasolina, y a pesar de tener que mover dos toneladas de coche – sólo el motor pesa cerca de 500 kilos – consume una media de 8 l/100 km. Este motor se usaba en aplicaciones industriales, como por ejemplo grúas o generadores. A pesar de no ser un transplante glamouroso, es un soplo de aire fresco entre tanto V8 y tanto turbo. Y no suena tan mal.
Fuente: Jalopnik
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