Por un lado un Porsche 911 GT3 de nueva factura con sus 475 caballos y esa espectacular puesta a punto, por otro, un caza. Parece el último reto de Top Gear, pero no, no se trata de una nueva ocurrencia del trío de presentadores, no es una carrera, es un experimento encargado de demostrar cual de las dos monturas, el Porsche o el avión, estimulan más nuestro cerebro.
Tirabuzones en el aire frente a las idas y venidas a “un buen ritmo” en el trazado de Zandvoort, en Holanda, del Porsche 911 GT3 monitorizando en todo momento la actividad cerebral de un copiloto que, además de demostrar su capacidad para no marearse, nos enseña, científicamente, como un Porsche 911 GT3 se acerca a la estimulación cerebral que podemos llegar a experimentar en la cabina de un caza de combate a golpe de fuerzas G.
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Fuente: Porsche
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