Imagina que conduces un Porsche 911 Carrera S de 150.000€ por las calles de París y que, en un momento dado, decides salir de marcha. Como no encuentras ningún espacio apropiado para aparcarlo, decides detenerte en una parada de taxis, dejar encendidas las luces de emergencia, y entrar en una discoteca cercana. Tras una noche de fiesta, y unas copas de más, ponerte al volante de un coche es demasiado arriesgado. Así que decides marcharte a casa en taxi, dejando tu Porsche mal aparcado frente a la discoteca. Eso fue precisamente lo que hizo el protagonista de la historia, un joven parisino que al día siguiente se encontraría con el capó de su Porsche reventado por una explosión controlada.
Sucede que el coche ni siquiera está registrado a tu nombre, puesto que lo has adquirido mediante una suerte de leasing. Y que al día siguiente de la noche de autos – y nunca mejor dicho – la policía se pone en contacto con esta empresa, para que más tarde ellos te llamen y te cuenten lo sucedido. La historia la conocíamos ayer mismo de la mano de Le Parisien.
La policía parisina se encontró con el coche mal aparcado, las luces de emergencia parpadeando, y se temieron lo peor. De manera que, tras llamar al equipo de artificieros, colocaron una carga explosiva sobre el capó del maletero frontal para realizar una detonación controlada. Bajo el capó, por supuesto, no había ninguna bomba. Pero la explosión controlada ya era lo suficientemente contundente como para reventar el capó.
Lo sucedido no solo es consecuencia de un coche mal aparcado. Actuar de esta forma no es el objetivo de la policía francesa para disuadir a los conductores de aparcar mal su coche. Estamos ante la consecuencia directa del clima de temor que se vive en la capital de Francia tras los ataques terroristas sufridos a lo largo de los últimos meses. Cualquier coche mal aparcado puede es susceptible de ser el objeto de un ataque terrorista con explosivos y, ante la duda, los artificieros actúan para evitar un hipotético ataque.
Sin ir más lejos, existen precedentes de intentos de ataques terroristas que comenzaron con un incidente muy parecido al de esta historia. En septiembre, la policía se encontraba con un Peugeot 607 mal aparcado cerca de la catedral de Notre Dame y las luces de emergencia encendidas, tal vez para atraer la atención de los servicios de seguridad (The Guardian).Cuando la policía accedió al coche se encontró con varias bombonas de gas, pero por suerte ningún dispositivo detonador. Finalmente se descubrió que el coche era propiedad de un hombre cuya hija, aparentemente la que lo había dejado aparcado adrede junto a la catedral parisina, se había radicalizado, estaba siendo vigilada por los servicios de inteligencia franceses, y preparaba un viaje a Siria para unirse al autodenominado Estado Islámico.
La policía francesa no es la única que, en ocasiones, ha pecado de un exceso de celo. En 2009 ya os hablábamos de una historia muy parecida que sucedió en Londres, donde la policía también procedió a la detonación controlada de un Honda Civic Type-R. Su propietario había dejado el coche mal aparcado muy cerca de la residencia del Primer Ministro, cerca de Downing Street. Con lo cual, conduzcas en París, en Londres, o en cualquier otra ciudad, en ocasiones deberías pensártelo dos veces antes de dejar mal aparcado tu coche.