En apariencia, el coche que protagoniza este vídeo es un Porsche 911 GT3 de la generación 997. Sin embargo, el coche nació siendo un Carrera S, al que posteriormente se acoplaron los paragolpes y kit aerodinámico del GT3 de la época. Hasta aquí todo más o menos normal. Sin embargo, todo cambia cuando abrimos el capó. En vez de un motor bóxer de seis cilindros nos encontramos… un cuatro cilindros de origen Honda. Un K24 armado hasta a los dientes, capaz por igual de ofrecer un enorme rendimiento y ofender a una legión de puristas.
La familia K20 y K24 de Honda son motores ubicuos, montados en millones de coches. En los últimos años se han convertido en motores ideales para swaps y potenciaciones extremas. Son baratos, muy fiables y muy robustos: es sencillo obtener cerca de 500 CV, fiables, sin reforzar sus componentes internos. El K24 de este Porsche 911 comenzó su existencia montado en un Honda Civic Si del año 2014, desarrollando una potencia de 205 CV sin necesidad de sobrealimentación. Ahora tiene un enorme turbocompresor, y desarrolla aproximadamente 500 CV.
Este propulsor mantiene bloque y culata de serie, y la electrónica se ha hecho a medida por su propietario, especializado en preparar este tipo de motores. Es la primera vez que se consigue que un K24 funcione adecuadamente en un Porsche 997. El motor es ligero y mejora el reparto de pesos del coche, además de girar a un alto régimen y ofrecer enormes dosis de potencia. La caja de cambios manual es la que llevaba el Carrera S, y todo el cuadro de instrumentos funciona a la perfección. Los frenos proceden de un GT3.
Es un coche con una preparación perfectamente ejecutada. Y ningún purista debería ofenderse. De esto va ser un auténtico petrolhead.