La Policía Nacional ha desmantelado en la localidad de Sils (Girona), un taller clandestino en el que se realizaban réplicas ilegales de vehículos Ferrari y Lamborghini, basadas en otros deportivos, como los Ford Probe o Toyota MR2. Han sido detenidas tres personas y se han incautado 14 deportivos, que tras su transformación eran vendidos en portales de segunda mano de Internet, por precios de varias decenas de miles de euros. ¿Cómo lograron desarticular esta red? ¿Por qué es ilegal construir y vender una réplica de un Ferrari a partir de otro vehículo?
Es un simple delito contra la propiedad industrial. Estas réplicas usan sin licencia alguna – nunca sería concedido – logotipos y diseños propiedad de Ferrari, que distorsionan y dañan su imagen de marca. Los abogados de la marca ya han denunciado decenas de casos, ante los que las fuerzas de la ley actúan con mano dura. En 2013 se confiscaron en Valencia nada menos que 19 réplicas y cerraron dos talleres. En 2015 ocurrió algo parecido en Ferrol: un «Ferrari F50» fue confiscado, y el gerente del concesionario que lo vendía, detenido. Aunque estas réplicas no esconden lo que son, sigue habiendo delito.
El taller clandestino de Sils fue descubierto a partir de una réplica, avistada en Benidorm. Tirando del hilo, la Policía averiguó la ubicación del taller que las fabricaba. Tenían incluso un molde para la fabricación de carrocerías de un Ferrari F430 en fibra de vidrio, así como multitud de cuadros de mando y emblemas de la marca italiana. Además, la Policía Nacional descubrió en la finca una instalación preparada para el cultivo de marihuana: 950 macetas, con sus correspondientes sistemas de iluminación, calefacción y riego. Parece que en el taller querían diversificar su modelo de negocio hacia la venta de narcóticos.
En definitiva, no merece la pena.
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