Imagina que te enteras de la existencia de una Volkswagen T1 abandonada en un bosque de Francia. Contactas con el dueño del terreno, te ofreces a sacarla de allí y reclutas a unos cuantos amigos para ayudarte. Hay un pequeño problema: lleva 40 años parada, y completamente abandonada a su suerte. Teniendo el cuenta el precio que estas furgonetas comandan en el mercado de clásicos, su rescate merecía la pena. Así comenzó la aventura que llevó a su resurrección y vuelta a la vida… rodando por sus propios medios.
La furgoneta se salvó de la destrucción total debido a estar semi cubierta con planchas metálicas. En el estado en el que se encontraba, habría sido imposible siquiera moverla. Tras ponerle unas nuevas ruedas, el grupo de amigos decidió acudir a un experto en estas furgonetas y comprar piezas para poder bajarla del bosque circulando. Hubo que reconstruir todo el (sencillo) sistema eléctrico, reconstruir los frenos e instalar un nuevo depósito de combustible, así como un nuevo motor, procedente de otra furgoneta Volkswagen.
Con la furgoneta arrancada, sólo quedaba moverla de la que habría sido su tumba, descendiendo por pistas inclinadas y llenas de barro. La furgoneta lo logró sin problema alguno, a pesar de estar recubierta de musgo y óxido. Una historia entrañable que posiblemente termine con una completa restauración, acompañada de un vídeo muy informativo, producido con gusto. Una segunda vida para una furgoneta que alguien abandonó a su suerte, esperando que el bosque y el tiempo la devorasen. Una segunda oportunidad.
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