Como propietario de dos Saab y fan acérrimo de la extinta marca sueca, no hay día que pase en el que no piense qué habría sido de la marca si General Motors no la hubiera dejado caer tras su bancarrota en el año 2009. Saab languideció durante dos años y echó el cierre en 2011, pese a algunos intentos de rescate y una producción de un puñado de coches en 2014. Aún existen servicios técnicos de la marca en activo y existe suministro de repuestos, pero los concesionarios Saab fueron absorbidos por otras marcas, o directamente fueron cerrados.
El destino de no pocos fue el completo abandono. Es el caso del concesionario de la marca que dos franceses, especialistas en «Urbex» – exploración urbana, si no estás familiarizado con el término – se han colado. El concesionario lleva mucho tiempo abandonado, pero no ha sido vandalizado y aún se encuentra en un buen estado relativo. Curiosamente, en la exposición se encuentran dos Saab 9-3 y un Saab 9-5, que vendían en un estado seminuevo en su momento. Es como si el reloj del concesionario se hubiera detenido, incluso antes de la quiebra de la marca.
Resulta llamativo comprobar el estado de las oficinas y salas, repletas de elementos de marketing, piezas de repuesto, catálogos, sillas y mesas, electrodomésticos… todo parece en uso e incluso hay luz en el propio inmueble. En la parte de taller, al menos una docena de coches duermen de forma indefinida, muchos de ellos en aparente buen estado, y sin signos de llevar décadas parados – algunos sí acusan el paso del tiempo de forma más clara. ¿Quebró el concesionario? ¿Falleció el propietario? ¿Quién sigue pagando el recibo de la luz?
Muchas preguntas y ninguna respuesta, me temo. Con todo, es un vídeo de lo más interesante y es un ejercicio fascinante echar la mirada atrás, e imaginar ese concesionario repleto de vida, y a Saab funcionando a pleno pulmón.
Fotos del Saab 9-5 SportCombi, el último Saab