La era de los muscle car fue una de las épocas más gloriosas para el automóvil estadounidense. Es más, posiblemente ha sido su punto álgido de popularidad y fervor popular. Una época en la que la potencia bruta tenía un precio irrisorio, en la que las carreras callejeras estaban bien vistas y en la que el drag racing cimentó su reputación como disciplina deportiva. Un periodo de tiempo comprendido entre 1966 y 1972, que dio lugar a coches tan únicos y con tanto carácter como el precioso Chevrolet Chevelle SS del año 1970 que ocupa vuestras pantallas.
Larga vida a los muscle car
Durante aquellos años, los motores V8 eran la religión preferida de los jóvenes y no tan jóvenes. Los coches eran modificados desde que salían del concesionario, con escapes, nuevos árboles de levas y nuevos diferenciales con desarrollos finales más cortos como modificaciones prioritarias – el objetivo primario era la aceleración pura y dura. La banda sonora de aquellos tiempos era el pesado e inestable borboteo de los motores V8, carburados y de cilindradas que en algunos casos llegaban a los 7,5 litros. Un sonido auténtico y genuino, que el eslogan de Chevrolet captó a la perfección: «the heartbeat of America».
El vídeo que dejamos sobre estas líneas nos permite disfrutar de este sonido, puro y sin adulterar. Un sonido que cualquier deportivo querría tener como banda sonora. Es Chevelle era un muscle car mediano, y en su versión SS del año 1970 su corazón era un 6.5 «big block» V8, cuya potencia final era de unos 350 CV. Una cifra monumental, transmitida al suelo sin ayudas electrónicas de tipo alguno, en un paquete que apenas llegaba a los 1.600 kilos. Si a ello le sumamos unos colectores de escape Hedman y un escape Flowmaster de alto rendimiento, el resultado es tan espectacular como el que tenéis sobre estas líneas.