Es una de las preparaciones más interesantes de los últimos años. Se trata de un Toyota GT 86, al que Ryan Tuerck – uno de los genios actuales del panorama del drifting – ha instalado un motor de un Ferrari 458 Italia. Un fantástico V8 capaz de girar a 8.000 rpm, desarrollando 570 CV a partir de sólamente 4,5 litros de cilindrada, sin sobrealimentación. No sabemos por qué se inició este proyecto, ni de dónde salió el motor, pero lo que nos importa es que sigue adelante, y el motor ya está en su nueva casa. Y «ronroneando».
Por decirlo suavemente. Curiosamente, la admisión del motor apunta a la zaga del coche y los colectores de escape asomando hacia por el paragolpes delantero. Al ser un motor diseñado para ser montado en posición trasera, para que la transmisión «mire» al eje motriz, ha habido que instalarlo al revés. Esto ha creado todo tipo de dolores de cabeza al taller que lo está construyendo, que ha tenido que crear desde cero un completo juego de escapes artesanales. Horas y horas de soldadura de alta precisión y máxima calidad.
Un trabajo impresionante, cuyo resultado final se asemeja a una escultura cyberpunk. El motor ya ruge a pleno pulmón, y expulsa no pocas llamaradas a través de sus escapes artesanales. Su sonido puramente italiano choca de pleno con la condición japonesa del pequeño Toyota GT 86. Es casi herético, pero nos encanta. ¿Cuál será el propósito de este peculiar coche? El drifting de altos vuelos, a los mandos de Ryan Tuerck. Por el momento, Donut Media y el drifter continúan poniéndonos los dientes muy largos.
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