Japón es una tierra de contrastes, donde se mezcla la tradición más pura con la modernidad extrema. Su escena automovilística nada tiene que ver con la europea o la americana, tiene entidad propia y toneladas de personalidad. El arte del drifting nació en Japón, con aquellos fantásticos Toyota AE86 y Nissan Silvia. El drifting es hoy en día una disciplina de reconocimiento mundial, con campeonatos a nivel mundial y mucho dinero de por medio. Lo que nunca habíamos visto hasta ahora es un Suzuki Jimny haciendo drifting.
Como se puede comprobar, no parece un Suzuki Jimny cualquiera. Se trata de un coche completamente nuevo, una bestia creada ad-hoc para ir de lado, cuya base es un chasis tubular ligero. Sobre este chasis, respetando la batalla y dimensiones exteriores del pequeño todoterreno – cuyo chasis es de largueros y travesaños de serie – se ha montado la carrocería del Jimny, de apenas 3,4 metros de longitud. Aunque dispone de un complejo tren de rodaje deportivo adaptado al drifting, su escasa batalla le pasa factura a este efecto.
Habrá que contrarrestar con potencia su carácter nervioso y brusco. Su motor es un potente SR20DETT de origen Nissan, montado en posición delantera longitudinal. Su potencia es desconocida, pero no está de serie, y posiblemente supere los 300 CV de potencia. Por suerte, su ancho de vías es muy superior al modelo de producción, sus neumáticos mucho más anchos y su puesta a punto, ideada para ir pegada al suelo. Porque intentar driftear con un Jimny de producción causaría un vuelco casi inmediato…
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