El Volkswagen Golf R es uno de los compactos deportivos más calientes del momento. Se trata de un pequeño cohete de bolsillo, equipado con un motor 2.0 TSI de 320 CV, capaz de enviar su fuerza a las cuatro ruedas del coche mediante un cambio automático de doble embrague y siete relaciones. Hace el 0 a 100 km/h en solo 4,7 segundos y en esta octava generación, presume de un modo drift. Este modo drift permite que el coche haga sobrevirajes, aunque como es lógico, no lo convierte en un coche de propulsión. Tanner Foust nos enseña cómo se comporta.
El deportista estadounidense es uno de los pesos pesados del mundo del drifting y es embajador de Volswagen. Ya hizo derrapar a un Volkswagen ID.4 de propulsión, y en esta ocasión, acude al circuito de Willow Springs en California (Estados Unidos) para derrapar con el Golf R. Lo primero que nos llama la atención es que en EE.UU. Volkswagen vende el Golf R con cambio manual, proscrito a este lado del charco. La segunda cosa es que los derrapes, en una superficie de buena adherencia, deben provocarse con cierta fuerza, y no son demasiado dramáticos.
Solo usando la forma «escandinava» del entrar en una curva consigue deslizar el coche, aunque reconoce que el tren trasero y el sistema de torque vectoring hacen que el coche «empuje» más desde atrás. Por último, en un parking a baja velocidad, el modo drift sí logra derrapes sostenidos, quemando rueda con alegría. El sistema tiene un funcionamiento prácticamente idéntico al del Ford Focus RS, con un diferencial trasero con embragues y un inteligente sistema de frenada selectiva de las ruedas. ¿Qué opinas de este modo drift?
Fotos del Volkswagen Golf R Mk8