La tarea de fabricar un Tesla capaz de recorrer más de 2.000 kilómetros del tirón es, sin lugar a dudas, una hazaña sin igual. Y de ello dio fe mi compañero y amigo Sergio al tratar el otro día el caso de Warped Percepcion, quien ha conseguido dicho hito después de instalar un motor diésel en su berlina eléctrica para convertirlo en una suerte de PHEV muy capaz pero, ¿realmente tiene sentido?
Resumiendo la operación, el propietario del vehículo ha instalado en la zona del maletero un generador diésel Kohler al que ha añadido un turbo y que se apoya en un generoso tanque de combustible. Gracias a este, el Model S es capaz de cubrir recorridos superiores a los 2.000 kilómetros combinando la autonomía eléctrica con la de este segundo propulsor.
¿Tiene sentido un Tesla Model S híbrido con motor diésel?
De esta manera, y teniendo en cuenta un consumo de diésel de 6,7 litros a los 100 y un consumo de electricidad muy contenido, el Model S es capaz de cubrir, con una sola carga y con un tanque de diésel, un total de 2.500 kilómetros. Sin embargo, este no está exento de ciertos problemas.
Primero porque sufre sobrecalentamientos constantes que obligan a nuestro protagonista a ingeniar remedios caseros para su refrigeración; y segundo por el molesto ruido que genera el propulsor de gasóleo. Y puede que por estos aspectos el proyecto no merezca la pena, pero a efectos prácticos y una vez solucionados estos fallos, sí que puede ser una opción interesante.
Así lo dejan patente, a una menor escala, los PHEV diésel de Mercedes-Benz. Y es que al fin de cuentas se le está dando a la electrificación un significado más lógico, ayudando a consumir menos pero gozando, igualmente, de las ventajas del gasóleo. Lógicamente si esto lo extrapolamos a un coche más capaz en cuanto a moverse solo con electricidad, como es el Model S, nos encontramos con un resultado que, de ser pulido y adaptado por los fabricantes, puede significar la salvación del diésel.
