Los neozelandeses que protagonizan este post son posiblemente los ganadores al premio redneck del año. Definidos como «paletos» – en el sentido más amplio de la palabra – frecuentemente, en ocasiones tienen alardes de inspiración. En el caso que nos ocupa, han construido un todoterreno casero a base de restos de maquinaria industrial y se han ido a un río a comprobar sus capacidadades de vadeo. El snórkel es la parte más importante de su vehículo, eso está más que claro…
Este todoterreno se ha construido usando el chasis de lo que parece un viejo camión, pero podría ser el chasis de algún tipo de maquinaria de obra, sin ir más lejos. Se cree que el motor diésel sí procede de alguna máquina de construcción. Posiblemente tenga mucha cilindrada, poca potencia y sea muy robusto. No hay concesión alguna a la comodidad: sólo dos asientos procedentes de un coche y ni un solo gramo de carrocería. Pero lo mejor de este todoterreno es que es completamente sumergible.
El snórkel va conectado a la admisión, y mientras no entre agua a la admisión, un motor de combustión interna bien aislado puede funcionar bajo el agua. Además, se refrigera que da gusto. El escape no ha sido dirigido a la superficie, pero mientras el motor no se pare no entrará ni gota de agua al motor. Con cadenas en las ruedas, tracción total permanente y un piloto muy atrevido, este todoterreno es capaz de navegar por las profundidades de un río manteniendo sólo su cabeza fuera del agua.
No es un redneck, es un genio.
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