Es una pregunta con trampa, como no podría ser de otra manera. Esta batalla en pista entre dos coches muy dispares tiene gato encerrado. El Toyota Camry es un SE V6 del año 2015, dotado con un motor de 3,5 litros y 268 CV de potencia. Al otro lado del ring está un precioso Corvette Stingray del año 1966, en cuyas entrañas late un gigantesco V8 atmosférico de 5,4 litros, capaz de desarrollar 300 CV de potencia. Una comparativa en vídeo que resulta muy injusta… para el vetusto hierro americano.
El Camry es un coche más pesado, tiene menos par motor, y una caja automática frente a la caja manual del Corvette. Todo indica sobre el papel que será capaz de vencer al Toyota, pero el resultado que podréis ver en el vídeo a continuación es desolador para el americano. Pierde en todas y cada una de las pruebas efectuadas por Edmunds. Tiempo de vuelta en Willow Springs, aceleración de 0 a 96 km/h, cuarto de milla, distancia de frenado y slalom. En todas ellas el americano pierde, y por un margen para nada escaso.
La explicación es la tecnología de un coche moderno. Suspensiones, neumáticos, motores, comodidad… la evolución del automóvil ha sido imparable. Y tened en cuenta que estamos comparando a uno de los mejores coches americanos de los 60 contra un electrodoméstico de transporte actual. La diferencia habría sido desoladora de enfrentar al Camry con un Chevrolet Malibu de la época, por ejemplo. Donde el Corvette sí da un repaso auténtico al Toyota es en sonido, en emoción y en sensaciones. Parece que sí hemos involucionado en ese aspecto.
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