Por sorprendente que debiera resultarnos, no son pocos los conductores que tienden a enfadarse con facilidad mientras conducen. El gran problema llega cuando ese enfado se traduce en frustración, y la frustración lleva a un ataque de ira que se convierte en una acción de intimidación que puede poner en riesgo a otros conductores. No son pocos los estudios que han analizado cómo la ira y el estrés pueden influir en los accidentes de tráfico. Pero basta tener un poco de lógica para saber que una acción de intimidación mientras conducimos puede llevar una discusión más allá de un toque de bocina, y un par de insultos. Que las acciones de intimidación pueden provocar accidentes muy graves, e incluso mortales, porque a fin de cuentas un coche, por desgracia, también puede ser una máquina de matar. Y el mejor ejemplo lo tenemos en este accidente que se produjo estos días en Maryland y que acabó con un coche volcado en mitad de la autopista.
Según los testigos, y un vídeo muy esclarecedor publicado por los medios estadounidenses, un altercado entre conductores culminó con una acción sumamente arriesgada que provocó en última instancia el accidente. Los conductores de un Chevrolet Malibu dorado y un Chevrolet Cobalt amarillo tienen un encontronazo en la autopista, mientras circulan a gran velocidad.
De manera que el conductor del Malibu, ni corto, ni perezoso, decide adelantar al Cobalt por la derecha, situarse inmediatamente por delante de él y en su mismo carril, y aplicar los frenos con contundencia. El gran problema está en que, sin tiempo para reaccionar adecuadamente, el conductor del Cobalt acaba perdiendo el control, chocando varias veces con la mediana, y volcando en medio de la carretera.
Por suerte, la conductora del Chevrolet Cobalt fue rescatada inmediatamente de su coche volcado por otros conductores y solo sufrió heridas leves. Pero estaréis conmigo en que este accidente podría haber tenido consecuencias mucho peores.
