Es un experimento raro. De eso no hay duda. Ni siquiera tenemos claro que sea capaz de demostrar algo, más allá de ofrecernos una serie de airbags explotando, y móviles iPhone 6S volando por los aires. Este vídeo, del canal EverythingApplePro, pretende disuadirnos de utilizar nuestro teléfono mientras conducimos. Lo cual es siempre un consejo valioso. Para ello, han creado una serie de simulaciones en las que se muestra como estalla un airbag, y sus consecuencias sobre un teléfono móvil, o una lata de refresco Red Bull.
Con el primer experimento, de un airbag estallando con una lata de Red Bull adosada con cinta americana, ya me imaginé que la cosa no iba a ir bien. No me equivocaba. El experimento de un airbag estallando, fuera de un coche, y sin ninguna sujeción, no demuestra absolutamente nada. El proceso se repite más adelante, esta vez con un iPhone 6S, primero al aire libre, y después encerrado con el airbag en una caja fuerte metálica. Las consecuencias puedes imaginártelas. Hasta ahora lo único que habían demostrado es que los airbag explotan con mucha violencia.
Todas estas pruebas acaban convirtiéndose en una versión pija, con muchos móviles iPhone para destrozar, y unos cuantos airbag, alguno instalado en el volante de un viejo Porsche 911, para reventar, de los vídeos de rusos haciendo locuras que tan populares se hicieron en la era de Youtube. Algo así como un mashup de estos vídeos con una nueva generación de formas inteligentes, o quizás ridículas, de destrozar un iPhone.
En su última prueba, la situación al menos ha mejorado. El airbag se prueba instalado en un volante real, en el interior de un Porsche 911, y se intenta probar sobre una suerte de dummy con extremidades de madera y un pavo en la cabeza. El resultado no es tan espectacular como en los casos anteriores, el choque del dummy sobre el teléfono, y sobre el pavo que representa la cabeza, es importante. En cualquier caso, no parece que hayan identificado correctamente los riesgos a los que nos enfrentamos si utilizamos nuestro móvil mientras conducimos. La gravedad de los accidentes a los que nos podemos enfrentar, que van desde choques frontales, hasta salidas de vía, es muy superior a la del impacto de un teléfono móvil lanzado por un airbag.
Por otro lado, no deja de ser una prueba más de los riesgos de interponer objetos, o extremidades, entre el airbag y nuestro cuerpo. Los airbag de conductor están pensados para que circulemos con las manos en el aro del volante. En tal caso, el airbag puede producirnos algunas laceraciones en la cara, el pecho, y los brazos, que siempre son mejores que estrellar nuestra cara con un volante. Si el airbag se despliega cuando tenemos la mano sosteniendo un móvil, o apoyada sobre el centro del volante, la probabilidad de que se produzca una fractura en nuestro brazo es realmente alta.
Lo mismo hemos de tener en cuenta si viajamos de acompañantes. La práctica de viajar tumbado con las piernas apoyadas en el salpicadero es lo suficientemente peligrosa como para que un accidente leve, que requiera que se desplieguen los airbag frontales, pueda costarnos una lesión medular irreversible.
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