Si por algo me encanta el archivo de la British Pathé, algo así como el NO-DO británico, es por vídeos como este. Desde que el coche es coche, los conductores hemos tenido que enfrentarnos a la tediosa tarea de maniobrar para aparcar. Estaréis conmigo en que en el fondo esta maniobra no es tan complicada, pero también en que para muchos es su talón de Aquiles, lo cual puede llegar a ser realmente problemático si a la falta de habilidad unimos poca experiencia, o incluso estar en el proceso de recibir la licencia para conducir. Pero en 1927 ya habían encontrado una solución para este problema, una idea tan inteligente como sencilla para que aparcar fuera un juego de niños.
¿Qué limita la capacidad de giro de un coche? Podría decirse que dos factores fundamentales son, por un lado, la posición del eje anterior, que a muy grandes rasgos, cuanto más adelantado esté, mayores facilidades ofrecerá para girar más en espacios más reducidos. Y por el otro, el ángulo de giro máximo de las ruedas en el eje delantero. La solución que encontraron en 1927 fue hacer que sendas ruedas delanteras pudieran pivotar, en sentidos opuestos, hasta alcanzar un ángulo de prácticamente 90º con respecto a la trayectoria natural – en línea recta – del coche.
¿Por qué no se ha puesto en práctica? Para empezar, es evidente que esta solución, incluso en un coche con sus ejes por fuera de la carrocería y voladizos cortos como este de la época, es demasiado compleja para un problema que definitivamente no era crucial resolver para el desarrollo de la automoción. Por otro lado, el diseño de los coches modernos impide tal cosa, en tanto no hay espacio material para hacer que una rueda pueda girar tanto, y aún más difícil sería lograrlo manteniéndola acoplada a sistemas de suspensiones, al eje delantero, que para más inri suele ser el motriz, etcétera. Aunque sí hemos visto ideas muy parecidas en algunos prototipos. Se me ocurre ahora mismo la saga Pivo de Nissan, que resolvía muchos de estos inconvenientes para girar sus cuatro ruedas en un ángulo muy pronunciado mediante motores eléctricos integrados en la propia llanta.
Mientras tanto, ¿qué hemos hecho nueve décadas más tarde para facilitar el aparcamiento? Hemos cubierto nuestros coches con sensores, cámaras de aparcamiento y sistemas que, pilotando la dirección automáticamente, no solo guían nuestras maniobras, sino que además nos permiten simplificar la acción a tocar freno y acelerador y engranar la marcha pertinente, de manera que el giro del volante y los cálculos los gestiones un ordenador.
Con lo fácil que es aprender las referencias de tu coche para aparcar de manera correcta y rápida, ¿era necesario que nos complicásemos tanto?
Fuente: British Pathè
En Diariomotor: BMW ya no necesita conductores para aparcar sus coches