En el pasado Goodwood Festival of Speed tuvo lugar la puesta de largo oficial del Aston Martin Cygnet V8. Un coche que no esperábamos ver por parte de Aston Martin: es un urbano basado en un Toyota iQ, al que se le ha transplantado el grupo motopropulsor de todo un Aston Martin V8 Vantage S. Sí, este pequeño utilitario presume de un motor 4.7 V8 atmosférico con 430 CV, asociado a un cambio automático de siete relaciones. Es un coche absolutamente genial, y si ya nos enamoró en sus imágenes oficiales, esperad a verlo en movimiento: es tan absurdo como divertido.
Por supuesto, Aston Martin no va a fabricar una serie limitada de los Cygnet V8. Este proyecto es un one-off, un ejemplar único creado para uno de los clientes más especiales y adinerados de la marca. Aunque conserva la carrocería del Cygnet, sus llantas, su equipo de frenado o su instrumentación proceden de un Aston Martin V8 Vantage, y han sido adaptados al Cygnet tras mucho esfuerzo y multitud de horas de mano de obra. Su salpicadero es de fibra de carbono y se ha instalado una jaula antivuelco como protección: su futuro propietario va a pilotarlo en circuito de forma habitual.
Henry Catchpole de Carfection fue el encargado de conducirlo durante su ascenso a Goodwood. Un ascenso que no hizo a fuego, pero sí a un ritmo suficientemente alto como para sentir respeto y miedo. Os recordamos que este coche pesa menos de 1.400 kilos y tiene una batalla de apenas dos metros, pese a disfrutar de 430 CV de potencia. Aunque cuenta con un tren de rodaje deportivo y un gran ancho de vías, al límite tiene que ser un coche muy delicado.