Dicen algunos analistas que la estrategia de Ferdinand Piech llevó al Grupo Volkswagen a convertirse en un grupo automovilístico difícil de controlar y lento a la hora de reaccionar frente a los vaivenes del mercado del automóvil. Y a pesar de todo, las cifras de Volkswagen en los últimos años han sido de récord. Lo cual no deja de resultar sorprendente. Con Piech fuera de la cabeza de Volkswagen, el grupo pretende solventar los vicios de antaño. Y uno de sus primeros pasos será reestructurarse en cuatro grupos más pequeños con una asociación lógica de marcas.
El movimiento supone una marcha atrás en los planes de Piech, que siempre fue partícipe de la competencia interna entre marcas y de una gran empresa para agruparlas a todas ellas. Volkswagen repartiría sus doce activos en cuatro grupos, empezando por el más enfocado en turismos generalistas, con Volkswagen, Skoda y SEAT. Por otro lado, nos encontraríamos con un holding para Audi, Lamborghini y Ducati, dirgido por Rupert Stadler (CEO de Audi). El tercero implicaría a deportivos y lujo, con Porsche, Bentley y Bugatti. Y por último, nos encontraríamos con un cuarto grupo para comerciales y camiones, en el que estaría presente Volkswagen Comerciales, Scania y MAN. Eso era lo que anunciaba estos días el diario alemán Handelsblatt (ver noticia en Automotive News).
A priori este movimiento no tendría porque perjudicar o beneficiar la estrategia de producto de cualquiera de las marcas, sino facilitar la gestión y la actuación de cada una de las marcas, y cada uno de los grupos, a nivel financiero y su estrategia internacional. De hecho, su independencia de Wolfsburgo permitiría a cada grupo decidir su estrategia comercial en cada país, qué productos se comercializan en cada mercado y qué productos no lo hacen.
En Diariomotor: El complot de Ferdinand Piëch era más parecido a Juego de Tronos de lo que pensábamos