Estaréis conmigo en que posiblemente este sea el coche más impresionante que jamás ha vestido el nombre Volkswagen Golf. Allá por 2007, en Volkwagen tuvieron una idea brillante, la de crear un deportivo de altos vuelos con el aspecto de un Volkswagen Golf, y tecnologías heredadas de los deportivos más potentes y bestias del grupo. Así nació el Volkswagen Golf GTI W12, un prototipo espectacular, escandalosamente rápido y deportivo. Pero, por desgracia, un prototipo que jamás llegaría a los concesionarios.
Decía Jeremy Clarkson en su prueba para Top Gear que lo mejor de esta bestia era que Volkswagen no se hubiera limitado a crear un ejercicio de diseño, listo para exhibirse en un stand, sino que también hubieran apostado por crear un deportivo práctico y real, que a juzgar por las reacciones de Clarkson era extraordinariamente divertido.
También es todo un acierto que Top Gear escogiera para su presentación un Lamborghini Gallardo, un Bentley Continental GT y un Audi R8, deportivos, y coupés de lujo que de alguna forma sirvieron como donantes para este Frankenstein de cuatro ruedas.
Al respecto de este prototipo, recordemos que el Volkswagen Golf GTI W12 se había transformado en un biplaza para instalar un motor de doce cilindros en posición central. Un motor formado por la unión de dos motores de seis cilindros en uve estrecha, y una pareja de turbos, para alcanzar una cifra mágica: 650 CV a 6.000 rpm y 750 Nm a 4.500 rpm. Un deportivo tres veces más potente que el Golf GTI del que se derivaba.
Por desgracia, este prototipo jamás llegaría a los concesionarios. Y se convertiría en un ejercicio de diseño más que, aún así, seguiremos recordando por muchos años.
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