Estamos en pleno invierno, y como ya sabemos, a nuestros coches no les gusta el frío. Muchos de sus componentes tienen que hacer un sobresfuerzo cuando las temperaturas son bajas. La batería es quizá el elemento que más sufre en invierno, y es común que nos quedemos tirados si la batería no estaba en su mejor momento. Sin embargo, no es el único elemento que puede causar problemas con bajas temperaturas. Si a tu coche diésel le cuesta arrancar en frío, y su motor tiembla, vibra de forma errática y humea, este artículo te interesa.
¿Por qué a un coche diésel le cuesta arrancar en frío?
Los coches de gasolina también pueden sufrir problemas al arrancar con temperaturas muy bajas, pero esos problemas vendrán derivados casi exclusivamente de la batería, y por tanto, son comunes a los diésel. Es normal que con temperaturas muy bajas – especialmente en coches que duermen en la calle – la batería no entregue lo mejor de sí misma, y haga que el motor de arranque gire más despacio. En baterías ya degradadas, podríamos incluso no lograr arrancar, teniendo que recurrir a un arrancador, pinzas, o una llamada a la asistencia del seguro.
La viscosidad del aceite no supone un problema a la hora de arrancar un coche en países como España: los aceites de uso más común están preparados para seguir teniendo fluidez en frío – un aceite con índice de viscosidad 5W mantiene su viscosidad a temperaturas de 30 grados bajo cero. Sin embargo, hay un elemento específico a los coches diésel que puede provocar arranques difíciles – o incluso imposibles – cuando las temperaturas bajan de forma considerable. Ese elemento son los famosos calentadores, o bujías de precalentamiento.
Calentadores estropeados y arranque difícil en frío
Los calentadores son, literalmente, resistencias, que sometidas a una corriente eléctrica, calientan el interior de las cámaras de combustión en un coche diésel. Los calentadores están montados directamente encima de estas, y su cometido es que tengan la temperatura suficiente para que se inicie la combustión del aire y el combustible. En un coche diésel no hay una bujía que encienda la mezcla de aire y combustible, la mezcla combustiona a causa de estar sometida a presión y calor. Y para poder hacerlo, necesita una temperatura mínima.
Los calentadores son los que garantizan que en el interior de las cámaras de combustión haya una mínima temperatura. Un síntoma habitual de calentadores en mal estado es que el motor tarda en arrancar en frío – el motor de arranque debe hacer un sobresfuerzo – o que el testigo del cuadro de instrumentos tarda mucho tiempo en apagarse. Pero sin duda, el síntoma definitivo es que el motor arranca con brusquedad, temblando durante unos segundos. Este temblor puede ir acompañado de un humo blanquecino o grisáceo, así como un fuerte olor a combustible mal quemado.
Este humo y estos temblores desaparecerán en unos pocos segundos, y el motor funcionará sin problemas de ahí en adelante. Si alcanza la temperatura de servicio, y lo paramos de forma momentánea, arrancará sin problemas, ya que el motor retiene temperatura fácilmente. Estos temblores y vibraciones están provocados por gasóleo y aire que combustiona de forma imperfecta o no combustiona. Unos calentadores en mal estado pueden no desencadenar un testigo en el cuadro de instrumentos. Puede que solo uno esté fallando, o funcione de forma incorrecta.
En el fondo, los calentadores son piezas de desgaste. Consumibles. Aunque pueden durar cientos de miles de kilómetros en un clima cálido – muchos ni siquiera actúan a temperaturas superiores a 20 grados – en climas fríos o ante una ola de frío, pueden salir a relucir sus debilidades. Su sustitución no es cara ni especialmente difícil, pero te recomendamos hacerlo en un taller: pueden partirse a la hora de sacarlos del motor, y requerirán un desmontaje de la culata del motor si eso ocurre – con el consiguiente reemplazo de la junta y una espectacular factura.
Por último, recuerda que los calentadores suelen ser la principal causa de un mal arranque en frío, pero unos inyectores en mal estado también pueden provocar arranques erráticos, plagados de vibraciones. Estas vibraciones, de nuevo, desaparecerían una vez el motor ha alcanzado un mínimo de temperatura. Si tu coche arranca mal en estos tiempos de frío, revisa el estado de los calentadores. Si detectas alguno de estos síntomas descritos en este artículo, es muy posible que los calentadores estén pidiendo un cambio a gritos.